Ray Loriga decía que un corazón que pasaba la noche fuera de
casa volvía siempre por la mañana destrozado en mil pedazos. Y que no todo lo
que encuentran en tus bolsillos es tuyo.
No necesito que nadie me desee suerte. Y he atado todas
vuestras promesas con los cordones de mis zapatos y las he tirado al mar.
Yo no quería ser pesimista. De hecho ser pesimista era lo último
que quería en el mundo, pero todo lo que pensaba antes de quedarme dormido era
triste porque no pensaba en mejoras sustanciales, sino en curvas y pendientes y
precipicios y en general en cosas que caían como el plomo.
Uno siempre se encuentra con lo que teme, igual que siempre
te estrellas contra lo que tratabas de esquivar.
No acabo de entender por qué es todo tan difícil.
Nunca he
pedido nada. Nada que no sea un chico bonito.
Olvídate de los consejos. Los consejos no son mas que una forma de muerte prematura y hereditaria.

¿Vendrás a verme ahora que lo se? Vendrás a verme si te prometo que me olvidare de todo? Estoy solo cuando llueve, estoy solo sentado en el fondo del autobús.
Vendo mi corazón en parcelas. Las más caras tienen buenas vistas.

Creo que me he enamorado más de este ex-escritor.