La desilución no es más que una bofetada que te da la vida para que regreses a la realidad y aprendas de esta experiencia a través de el mejor remedio que es el tiempo.
Hazlo. Venga, que sí, que me da igual, al fin y al cabo yo también te he hecho muchísimo daño, tanto daño que incluso has llorado por mi. Ahora me toca sufrir a mi, así que hazlo, que sé que lo estás deseando. Simplemente, hazlo, sin pensarlo, bésala mil veces, sal con ella, y luego si quieres restrégamelo por la cara, que me lo merezco. Dime cada día que la quieres como a nadie, que eres muy feliz con ella, que estáis super bien y os queréis un monton. Que pinta tus mañanas con cada una de sus sonrisas, que te tiemblan las piernas sólo con pensar que quedan horas para verla, dime que la quieres como a nadie, que no piensas dejarla nunca. Dime que te encanta sentirte suyo, entre sus brazos. O bien que te encanta cuando te besa, y beso a beso te vas volviendo loco. Dime que nunca has visto unos ojos como los de ella, o una sonrisa capaz de detener el tiempo en el mismo instante en el que pronuncia la palabra ''te quiero''. Dimelo, diez veces, veinte, treinta, las que quieras. Que te prometo que no me voy a enfadar, me lo merezco. Lo único que no te puedo prometer, es que vuestras sonrisas no golpeen mi corazón hasta hacerlo añicos.
He crecido un metro en orgullo y ya nadie se atreve a pisarme
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