sábado, 5 de mayo de 2012

Cuantas veces hemos deseado borrar un dia, un instante, un momento, 
hasta un año de nuestras vidas a borrarlo todo y vaciar nuestra memoria.
Cuantas veces no deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. 
Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su 
paso y se marchan con lágrimas y un largo adios. Si desearamos en   algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemplo a la frase "comezar de nuevo",
¿cuántas cosas no perderíamos? 
serían como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez. Quedarían atras los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos mas cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más profundo, la sonrisa más hermosa, el nacimiento del sentimiento más puro.
¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos
recuerdos? 
Dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades por soñar con un futuro perfecto que no existe.
¿Vale realmente la pena perder la memoria?

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