Entonces pudimos haber hecho 2 cosas:
romperlo del todo
o tratar de arreglarlo de una vez.
Hasta aquel momento sólo
habíamos usado la opción equivocada:
tapar las grietas.
No sabíamos cómo tomar ninguno
de los otros dos caminos.
El primero requería
salir de los recintos de la cobardía,
aprender a dar las gracias
-o a odiar sin titubeos-
y repartirse los recuerdos.
El segundo requería
salir de los recintos de la cobardía,
aprender a agradecer,
reconocer la mediocridad que nos amparaba
y poner de acuerdo los recuerdos,
sobre todo aquellos que se irían
sobre todo aquellos que se irían
fabricando a partir de entonces.
No sé bien lo que pasó,
si lo logramos,
No sé bien lo que pasó,
si lo logramos,
si salimos de la cobardía por la puerta de entrada
o del amor por la puerta de atrás.
Sólo recuerdo que nunca suele ser como uno espera
y que algunas veces pienso que soy feliz.
Sólo recuerdo que nunca suele ser como uno espera
y que algunas veces pienso que soy feliz.
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