martes, 7 de febrero de 2012

REFLEXIONES DE UN DÍA DE MIERDA QUE EVOCAN EN UNA VIDA DE MIERDA.

Y pasan horas, minutos, segundos... y nada parece estar en su sitio. Decides darle tiempo al tiempo, a ver si con suerte los sentimientos pasan y quedan olviadados en algún hueco de la memoria, pero no. Persisten en tu corazón, chillando, aullando, gritándote lo que tú no quieres escuchar. 
Tomas la decisión de rendirte, de no intentarlo más, dándolo por imposible. Esa parte de tu interior que no le tiene miedo al dolor, esa que acalla con esperanzas a esa vocecita sabia que te advierte del sufrimiento que vas a tener que soportar después.
Y las lágrimas volverán a mojar tu almohada, y las pesadillas hinundarán tus pocas horas de reposo en las largas noches de insomnio.
Te sentirás aplastada. Creerás que tu mundo desaparece tras cada paso que sus pies dan alejándolo de ti.

Pero tal y como dicta el destino, el ciclo de la vida lo traerá a tu presente una vez más, poniéndolo todo al revés... Vuelta a empezar con las mismas ilusiones, los mismos sueños infantiles que acabarán borrados y sumidos en el más profundo silencio. Porque sí. Porque así es la vida. Porque así lo quieres tú.
El ciclo seguirá girando, abriéndose, cerrándose... Pero en algún lugar del mundo, a una hora determinada, ese ciclo estallará y se juntará otra vez formando otro ciclo diferente; ése que no está hecho de lágrimas, sinó de felicidad, y sabrás que tu destino al fin te ha encontrado.

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