sábado, 9 de noviembre de 2013

La tristeza no tiene fin. La felicidad si.


De las que aman y quieren ser amadas. De las que lloran con cada película romántica -hasta con Los Aristogatos-. De las románticas, tradicionales de las del ramo de rosas rojas. De las que adoran que le llenes el cuello a besos. De las que prefiere los besos lentos y largos -como si no fueran acabar nunca-. Y de las que creen y confirman  que la tristeza no tiene fin mientras que la felicidad si.

Y por eso tengo miedo amar, amar tanto, a darlo todo por una persona y que esa persona no dé ni una gota de cariño. De cogerle cariño, de preocuparme más por él que por mi. 
Lo peor de todo es olvidarte de que tu vas primero, tu felicidad, tu alegría, tus decisiones y tu libertad. 
Estas palabras pueden sonar como si fuese una persona con un corazón de piedra además de helado pero...lo peor de este mundo es cogerle cariño a alguien. Tarde o temprano se irá y ahí te quedarás -apáñatelas como quieras, que no va volver-. 

Pero después de todo no saldremos vivos de esta "vida" -que tanto me hace pensar...pensar si de verdad somos reales- por lo tanto ama con todo tu corazón, tropiézate 50 veces con la misma piedra y levántate 51 veces más, llora, ríe, abraza, regaña, enfádate, besa. (¡¡BESA MUCHO -con distintos chicos, con el mismo, con quien sea pero hazlo-!!)

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