miércoles, 11 de diciembre de 2013

Debe ser que soy un triste enamorado de una cicatriz.









   


 Frío. Helado. ¿No te recuerda a tu corazón? Si al tuyo, al que no late, ni siente, ni padece.
Los tienes por tener, pero la sangre no te corre está congelada como el invierno.
Llega el invierno y lo jode todo. El verano con sus hojas, sus flores y invierno con sus arboles desnudos y fríos.

Y de la nada te encuentras una hoja verde, entre todas las rojizas. Y te impresiona. Y empiezas a sacar conclusiones. Una que ha sobrevivido -aunque sea un poquito más que las otras- Y ahí te ves reflejada, en una puta hoja de un chopo que la fotografiaste ayer por la tarde a ritmo de Jake Bugg. Dicen que el invierno cambia a las personas, pero yo digo que si nos ponemos tercos cambiamos. JODER, los humanos tenemos derecho a equivocarnos a cambiar si hace falta.  No sé porque tanta discusión con ese tema, pero la verdad sin irme del tema ahí sigue la hoja. Viva. Y yo mientras tanto pienso en ¿estoy viva? ¿me late el corazón? Y veo que así es.


Stuck in speed bump city 
Where the only thing that's pretty 
Is the thought of getting out 

In this trouble town 
Troubles are found 
In this trouble town 
Words do get 'round 

Me da igual lo que piensen si soy la tarada que saca libros de la Biblioteca de Psicología profunda, o la que va por la calle con el móvil y no va con el WhatsApp sino con un libro si. Un puto libro.  También me da igual que la gente me miré mal por estar agachada, mojándome para tener una perspectiva mejor para hacer la foto. Soy así. En parte soy distinta a lo que viene siendo el prototipo de mujer que nos han metido en la cabeza. Soy grosera, y muchas veces digo más palabrotas que palabras. ¿Pero y qué?  Soy como la hoja que está ahí verde aguantando lluvias, nieves, heladas, el sol del verano a las tres de la tarde.


Conmigo te aseguro que no puedes. 












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